Hola, Me llamo Pablo Población

Cuando uno llega a lo que el poeta diría “la dulce ancianidad” (no te jode con el poeta, viejo y bien viejo) y te piden que escribas algo de tu vida esta empiezas a verla como en un espejo, algo que nunca te hubieras planteado. Lo curioso es que compruebas que has vivido mucho, has conocido a mucha gente, pero sobre todo que has estado en los más importantes hechos históricos que se han vivido en España en los últimos sesenta años. Y lo que es definitivo es que he llegado a viejo sin saberlo y por supuesto sin sospecharlo. Nunca se me paso por la cabeza que llegaría a viejo, pero un día leí en un periódico que “un anciano de sesenta y cinco años había sufrido un atropello…” y empecé a preocuparme. Quizás el autor del reportaje era un becario, esa figura tan demencial de la que se lucran actualmente tantas empresas, pero puede que fuera cierta y que ese hombre de sesenta y cinco años fuera un anciano. Y me acorde de mis abuelos a los que siempre conocí viejos y bien viejos. Bueno, que lo vamos a hacer: soy viejo y quiero contar como he llegado sin que nada me doliera, sin ir nunca al médico, aunque haya dejado los dientes en el intento y sin faltar ni un solo día a mi trabajo durante cuarenta y cinco años.

Pero ahora en serio, heme aquí y quiero contarles a mis nietos como lo he logrado y lo que he vivido.

Muy brevemente: nací en un  pueblo típico castellano, Valoria la Buena, al que los romanos llamaron nada más descubrirle Valle de Oro, Vall Aurea, por el maravilloso color de sus trigales y campos sembrados de cebada.

Y por circunstancias de la vida me crie pobre y bien pobre: mi padre, que había alcanzado una cima inimaginable para él gracias a su inteligencia natural, le dio por morirse cuando yo tenía siete años, el tercero de cuatro hermanos. Y mi madre, esa típica mujer castellana, recia, dura, con una moral de hierro, se empeñó en que todos estudiáramos. Y lo logro. Pero pasamos las de Caín: paseamos  nuestras miserias por Valladolid hasta que a los diecisiete años aterrizamos en Madrid y con la ayuda inestimable de una hermana de mi madre logramos salir adelante. Ahora descubro que pese al tiempo transcurrido y en pleno siglo XXI hay muchos más pobres,  como diaria Calderón “cuentan de un sabio que un día…”

Estas circunstancias me hicieron un hombre tímido, pero sobretodo alimentaron mi espíritu de la fuerza y moral suficiente para sobreponerme a todo: No he vuelto a llorar desde aquel desgraciado día del Pilar de 1952.

Mi paso por la escuela de D. Quintín de Valoria, los Maristas de Valladolid, el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid lo recuerdo con el cariño suficiente para forjar en mí un animal luchador, gran observador de la vida y las reacciones de cuanto me ha rodeado en estos mis setenta y dos años de vida.

Me licencie en Ciencias Geológicas en la Universidad Complutense, gracias a los apuntes del SEU y pese a los intentos por todos los medios de los progre pijos  de siempre de que no lo lograra en los difíciles años de las revueltas estudiantiles de los sesenta.

Alférez de la IPS hice las prácticas en Astorga en donde se me llamo a impartir clases de Matemáticas, Física  y Ciencias Naturales en el Instituto de Segunda Enseñanza de esa localidad  y en donde lograron  acabar con mi potencial vocación docente.

En el año 72 ingrese  por oposición en el Cuerpo de Titulados Superiores de Seguridad  Higiene en el Trabajo en el recién inaugurado Plan Nacional, posteriormente Instituto Nacional creado por el Ministro de Trabajo Licinio de la Fuente, junto con los también “poco progresistas” (¿fachosos?) planes referentes a minusválidos y tercera edad, complementos de las prestaciones de la seguridad social. Y que constituyo mi definitiva profesión.

Hasta mi jubilación a los setenta años, prolongando lo máximo posible mi vida laboral, he desempeñado diferente puestos, el ultimo  como Jefe del  Servicio de Prevención del Instituto Nacional de la Seguridad Social, la única administración pública no transferida a las comunidades autónomas, junto a la Tesorería General, organismos con plantillas de más de doce mil  empleados cada una de ellas. ¡Y que Dios pille confesado a este país si pactan, que lo harán casi seguro,  trocearlas en 17 pedazos, porque ello será, con seguridad el golpe de gracia para esta pobre nación española, el garrotillo definitivo!

Pero entre medias tuve oportunidad de trabajar en una empresa creada por el famoso sociólogo español  Juan Lizt, pionero en demoscopia en España y que recuerdo especialmente porque aparte de colaborar en los informes FOESA, lo hice en un estudio de mercado de implantación en España de la primera fotocopiadora, pioneras de las tecnologías que cambiarían el mundo empresarial, sustituyendo a las antiguas multicopistas: Además de la elaboración para el periódico Pueblo de la primera encuestas sobre candidatos a unas elecciones.

Por mi profesión viví un hecho histórico: la revolución sindical en la empresa en materia de prevención, denuncias a la Inspección de Trabajo e investigación de accidentes laborales graves y mortales. Ello me permitió conocer la práctica totalidad de la industria madrileña y sobre todo de los procesos industriales. Presumo de haber informado  en materia de prevención de la revolución que supuso en el campo editorial el cambio de la impresión mediante plomo, tipografía y fotograbado,  a offset, una verdadera revolución industrial que obligo a cambiar en algunos casos sus estructuras empresariales incluso acabo con alguno de ellos. Lo que me permitió conocer a las empresa que imprimían el ABC,  Ya,  Madrid,  Pueblo,  Informaciones  y  Arriba (impresionante el ascensor continuo de cangilones sin puertas). Y también visitar el Alcázar y el País, que utilizaban el offset desde sus inicios.

Tuve la ocasión de participar como documentalista en las ponencias del III Plan de Desarrollo en lo referente a la creación de los ministerios de sanidad y medio ambiente, que no se llevaron a cabo. Si presumo de haber puesto algún granito de arena en la homologación de medios de protección personal.

En materia de formación he participado en incontables cursos Superiores de Prevención de Riesgos Laborales, públicos y privados, y en la elaboración de textos oficiales, destacando los referentes a protección de maquinaria, medios de protección personal, investigación de accidentes o señalización, de los que siempre fui ponente.

Como técnico en prevención dispongo de las especialidades de Seguridad, Higiene y Psicosociología del Trabajo que me habilitan para desempeñar estas funciones tanto en la iniciativa pública como la privada.

Y en materia política puedo presumir de haber estado en momentos claves de la historia de España de los últimos sesenta años: Asistí a mi primera manifestación masiva en Valladolid en el 56 con motivo de la permanente reivindicación de Gibraltar. Y lo hicimos frente al hotel Inglaterra, del que recuerdo que la luna de su escaparate, sin ellos comerlo ni beberlo, sufrió las iras del pueblo.

Y también a una visita de Franco a nuestra ciudad. Y la más importante a la inauguración del monumento a Onésimo Redondo, que hoy me dicen ha sufrido las iras del rojerío, haciéndolo volar en consideración a la nefasta ley que ni el PP se atrevió a enmendar, quizás asesorado por la progre presidenta del Pacto de Toledo, a donde han llevado el problema que entre todos han planteado haciendo desaparecer el dinero de mi pensión.  Y ni el rey a no sancionarla quizás  para limpiar su pasado franquista.

En Madrid participe en múltiples reuniones con grupúsculos opuestos al Movimiento dada mi amistad con el Doctor Ruiz Soto, médico que atendió a mi mujer en sus tres partos.  Y muy especialmente por la torticera utilización de los políticos del opus y tecnócratas, que habían distorsionado aún más la doctrina original que tan hábilmente había utilizado también Franco, para justificar su dictadura,  cuando en realidad nunca tuvieron ningún poder ni se aplicó mínimamente su doctrina. Y muy directamente con los encabezados por José Antonio Girón, a quien me sentía unido por vínculos familiares: mi suegro fue durante cuarenta años el hombre de confianza personal. Con el mantuve numerosos encuentros, asistiendo a petición suya y con invitación al llamado gironazo en Valladolid y participando en la Operación Lucero asistiendo al velatorio oficial en el Palacio Real  y a su entierro en el Valle de los Caídos. Girón se encontró siempre en la contradicción personal de su origen falangista y su colaboración con la dictadura hasta el 56. De ahí que en Valladolid no se atrevió a enfrentarse al sistema, defraudando a todos  por las expectativas que había generado su discurso.

Puedo presumir y presumo de haber votado NO a la Constitución del 78 intuyendo el desastre que ahora podemos comprobar y lo que es peor sufrir en nuestras carnes. Y peor aún el que nos espera. El pasado día 1 de abril un Catedrático de Derecho Constitucional exponía en El Mundo que el título VIII de la Constitución había supuesto un fracaso y que la habían diseñado personas inadecuadas. ¡NO  TE JODE! ¡Cuarenta años para confirmar lo que un simple lector de periódicos, aprendiz de todo y maestro de nada, había intuido yo como simple seguidor de la vida política! Para ese viaje no hacía falta alforjas.

Convertido en “demócrata de toda la vida” aterrizo en Alianza Popular  en el 80 a petición de mi amigo Ruiz Soto, me encargo de la secretaria de la comisión municipal y apareciendo en unas elecciones internas como Vicesecretario General de la Junta Regional de Madrid. Se me nombra Presidente del Distrito de Moratalaz Vicálvaro y en un momento determinado de la Junta Gestora de Vallecas. Realizo una importante labor política presumiendo de haber sido autor de los programas electorales del 83 y 87, de los que dispongo los manuscritos originales.

Elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid en las elecciones del 83, descubro la verdadera esencia de la democracia, la falsedad de sus planteamientos que  ampliare  en otro momento para general conocimiento. Asisto a todos y cada uno de los plenos municipales del ayuntamiento y de las juntas municipales, comisiones de obras y urbanismo y a todos sus actos públicos e inauguraciones, haciendo una eficaz oposición a los gobiernos de Tierno y Barranco Y muy concretamente con la presentación junto con Enrique Villoria, de más de cien proposiciones al Pleno sobre los más variados problemas ciudadanos, la mayor parte de los cuales pudieron llevarse a cabo por la corporación siguiente presidida por Rodríguez Sahagún: Túneles, museos, fuentes, parques, etc.

Expulsado por los demócratas cristiano o socialdemócratas huidos de UCD que invaden AP me refugio en el 87 en mi puesto de funcionario donde ya los socialistas, que habían alcanzado el poder, me habían castigado enviándome al pasillo como en los infelices tiempos del XIX del típico cesante. Y me hago sindicalista, como independiente,  para protegerme, ganando las elecciones a la Junta de Personal, que hasta entonces dominaban los sindicatos de clase.

El 1 de enero de 1990 se me nombra por el Ayuntamiento de Madrid  Gerente del Campo de las Naciones, el proyecto urbanístico más importante realizado en Madrid en toda su historia.

La venta  a la iniciativa privada de siete parcelas y la correspondiente  construcción de unos modernos edificios, de dos hoteles de cuatro y cinco estrellas era el primer objetivo. Y los siguientes la construcción de dos edificios impresionantes para albergar el más moderno y espectacular Palacio de Congresos de Europa junto a la puesta en marcha y gestión del Parque Juan Carlos I, el segundo más grande de Madrid detrás de la Casa de Campo son dos hitos difícilmente inigualables e inimaginables para un gestor.

Los espectáculos de luz y sonido en el auditorio a cielo abierto en el Parque sorprendieron por su espectacularidad y la asistencia multitudinaria de los madrileños.

Pero tengo sobretodo que presumir de haber dirigido el Palacio Municipal de Congresos sorprendiendo a propios y extraños con el montaje de la reunión del Fondo Monetario Internacional (15.000 dirigentes mundiales), de las reuniones de la Presidencia Europea de España, de reuniones de la OTAN (líderes de los 27 miembros, jefes de estado y de gobierno)  y congresos mundiales multitudinarios  de hasta  8.000 asistentes de Enfermería o Psiquiatría, junto a infinidad de otros y reuniones de todo tipo que dejaron una huella importante en Madrid en los aspectos turísticos, culturales, sociales y económicos, un periodo que no se ha vuelto a repetir. Ello me ha permitido conocer de cerca a la flor y nata de los dirigentes políticos mundiales de los años 90: Clinton, Kohl, Major, Chirac, Arnaz, Blair, Schröder,..

Con motivo de trabajo he visitado diferentes actuaciones urbanísticas, municipales o palacios de congresos en la mayor parte de las principales ciudades europeas, de Londres a Paris, Berlín, Colonia, Frankfurt, Dresde, Lyon, Burdeos, Viena, Praga, Copenhague, Ginebra, Lisboa, Roma, Marsella, Milán, Múnich, Venecia, Cannes o Génova. Y Washington, Atlanta, Nueva York o Bangkok.

Casado felizmente con la mujer de mi vida, cuarenta y  tres años de matrimonio, tengo tres hijos y tres nietos que me llenan de orgullo.

Y tengo y quiero contárselo.