¿DEMÓCRATA?: UNA Y NO MÁS 2º

A partir de 1975 todos los políticos se dedicaron con especial ahínco a buscarse un lugar al sol de las instituciones intentando ganarse un hueco del espectro electoral. A finales de 1979 un grupo de amigos constituyeron el Partido Conservador, hicieron un poco de ruido en la prensa madrileña y Fraga no tardo en llamarles para incorporarles a la Federación de Partidos que era Alianza Popular. Aceptaron pero con la condición de que se hacían cargo de la Regional de Madrid.

Es en ese momento cuando mi amigo el doctor Carlos Ruiz Soto, tocólogo que había atendido a mi mujer en sus partos, me llamo al redil de AP. Me defendí cuanto pude dada mi reticencia hacia un sistema que no me gustaba. Y la condición que puse fue la de trabajar, no holgar como suelen hacer los políticos al uso, ayer, hoy y mañana, desgraciadamente. Me citó en la sede regional de AP sita en la plaza de María Soledad Torres Acosta y curiosamente fui recibido por un tipo cuando menos curioso, joven, jersey de lana de cuello alto, y con una bufanda que le daba tres vueltas al cuello y arrastraba por el suelo por ambos extremos. Era el secretario nacional de AP,  de nombre como alemán, quien me guió directamente al despacho de mi amigo.

Del despacho del presidente regional salí nombrado secretario de la comisión municipal. Inmediatamente comprobé la buena organización montada, no sé por quién: sedes en cada distrito, comisiones de estudio de todo tipo y una junta regional con cargos responsables de acuerdo a los planteamientos básicos de una organización política.

Empecé a trabajar de forma constante dedicando las tardes a las tareas que se me encomendaron. No tardaron mucho en nombrarme presidente de una gestora de la junta del distrito de Moratalaz – Vicálvaro, pese a mi oposición ya que me considero más un hombre de despacho que de calle. Pero no tuve más remedio que aceptar.

Hice personalmente el programa electoral para la candidatura  al Ayuntamiento de Madrid, numerosas notas de prensa desde una oposición no institucional  y seguimiento a la corporación encabezada por Tierno Galván porque AP no se había presentado a las elecciones del 97 para no dividir el voto de la derecha con UCD. Y de pronto me encontré en la lista electoral, el sexto del partido, que se coaligo con el PDP, surgido de los restos del naufragio de UCD y con un ficticio Partido Liberal, creado ad hoc para captar un determinado electorado y evitar la presentación de otro partido liberal en ciernes. Álvarez de Manzano y Esperanza Aguirre eran los cabezas de ambos respectivamente y Verstrynge de candidato y Villoria de segundo de AP. Esos dos partidos no tenían ni sedes, ni afiliados ni organización alguna. Iban con lo puesto, con las manos en los bolsillos. Y con algún independiente como el Wert, conocido por sus habilidades políticas en materia educativa como ministro del ramo con Rajoy y hoy sufriendo en Paris, pobre, con un sueldo poco apetecible, 137.000 € y 12.000 mensuales de la vivienda, salvo que para compensar también colabora  su sufrida cónyuge con otro sueldo semejante.

Quedamos los segundos, 24 concejales. Unidos socialistas y comunistas volvieron a nombrar a alcalde a Tierno.

La primera decepción se produce con la renuncia de nuestro candidato, el tal  Verstrynge, que me parece una burla al sistema y que sigue practicándose sin ningún rubor por todos los partidos: buscan un candidato que tenga un cierto tirón electoral y si no ganan, renuncia y fuera. Y como los partidos saben cuántos electos van a tener, solo les preocupa que acepte a encabezar la lista con el riesgo que le puede suponer para su futuro un fracaso cantado. A esta estrategia suelen colaborar “los amigos”, para cargárselo. ¡Vean los periódicos de estos días proponiendo para la previsible derrota electoral en Madrid a la Vice o siguientes Vices/Vices!

No van a picar ninguno. Ellos saben, cómo yo, los que van a sacar: vayan descendiendo por la lista y cuando se encuentre a la “querida de”, compañera entrañable para ser políticamente correcto, y dos más atrás corte y acierta.

Con la renuncia del cabeza de lista el grupo municipal popular lo encabezo Álvarez del Manzano. Nos reunió el primer día y nos contó todo un mundo de burocracia asociada, nada de política. El núcleo duro de AP quedamos en el Ayuntamiento para el día siguiente empezar con nuestra tarea.

Yo hice mi trabajo como funcionario, no me rebaje del servicio en los cuatro años, y hacia las once y media de la mañana me presente en la plaza de la Villa. A nuestro portavoz le habían asignado un despacho en la capilla del palacio de Juan Gómez de Mora. Como buen demócrata cristiano estaba encantado. Conservaba toda su estructura y decoración interior, incluido un  gran crucifijo, y una sacristía con enormes armarios horizontales  para guardar las casullas y demás ropajes sacerdotales. Allí solo había sitio para dos puestos de trabajo de secretaria, un archivo y una fotocopiadora. El despacho se separaba de la sacristía por unas enormes cortinas de terciopelo rojo, preciosas. Una gran mesa, sillón y dos de apoyo con otra mesa baja con sillones de recepción de visitas. Un despacho muy clásico. Ideal para un demócrata cristiano. Y muchos teléfonos que encantan siempre a los portavoces políticos.

Las secretarias, muy en su papel, me autorizan el paso, abro las cortinas y sorprendo a mi portavoz, quien deja de hablar con el periodista de turno y me pregunta ¿A qué vienes? Y su sorpresa ya fue mayúscula cuando le contesto: ¡A trabajar!  No había terminado de abreviar su conversación telefónica cuando casi le da un soponcio al ver aparecer otros tres compañeros encabezados por Enrique Villoria. ¡Todos a trabajar ya era pasarse!: Llevaba cuatro años portavoceando a un montón de demócratas cristianos y nunca había le ocurrido algo parecido ¡tan dramático!

Preguntamos por los despachos de la oposición y la sorpresa no la llevamos nosotros. No se le había pasado por la imaginación: ¡Concejales en la oposición y  trabajando! ¡Era un sinsentido! ¡No había despachos para la oposición en un ayuntamiento con treinta mil funcionarios y cientos de locales propios y alquilados! ¿Para qué si él portavoceaba todo desde su capilla?

Comprobamos que se asignaban al grupo 50.000 pesetas, que no daba ni para las fotocopias que teníamos que pagar y solo una secretaria funcionaria. Sobre la marcha, una rápida conversación de Villoria y Barranco aumentó el personal y la dotación económica, a justificar por supuesto,  500.000 pesetas mensuales. Y nos buscaron despachos. Y luego también en las Juntas de Distrito que quisimos….los de siempre.

Para entender un poco esta guerra hay que hacer una somera referencia a la estructura administrativa del ayuntamiento, que por su origen medieval y sus competencias es a la vez órgano ejecutivo y legislativo, gobierna y cubre los servicios de la ciudad y dicta ordenanzas y aprueba planes urbanísticos, hablando en términos generales. Por la Ley Especial de Madrid disponía de unos órganos especiales, que aunque toda la autoridad corresponde al alcalde dispone del pleno municipal, comisión de gobierno, delegados de gobierno, comisiones técnicas y juntas municipales con su correspondiente pleno. Los delegados no eran electos, caso de Álvarez del Manzano, delegado franquista de Hacienda desde el 70. De siempre es una figura importante el Gerente de Urbanismo cuyo nombramiento y delegación de competencias las efectúa el alcalde nada más ser nombrado, por si se cae algún edificio.

Hasta la llegada de los socialcomunistas al ayuntamiento a la Comisión de Gobierno asistía también algún miembro de la oposición. Lo cortaron y ellos solos se lo comían y bebían. Y los delegados y gerentes ahora políticos, no técnicos.

Dentro de nuestro grupo se nombraron los representantes a las comisiones y los respectivos portavoces. Mi ignorancia y pertenencia a un equipo humano concreto me impidió ser portavoz de nada pero si miembro de las comisiones de Obras y Urbanismo. Y portavoz en las Juntas de Moratalaz – Vicálvaro y Vallecas.

Se celebra el primer pleno normal y compruebo que hablan todos los portavoces de cada área y yo no opino de nada aunque se toquen temas de mis distritos: ¡Nuestro grupo vota sí o no!

Aquello no me gustó nada  y nada más terminar el pleno pregunto a Álvarez del Manzano: Y ¿yo cando hablo? Fue muy claro: Tú a portavocear a Moratalaz y Vallecas. Insistí: ¿Pero alguna vez puedo intervenir? ¿Hay alguna forma? Bueno si te empeñas hay una cosa que se llama Palabra. Tú me dices de que quieres hablar y si a mí me parece bien se lo digo a Tierno y si a él le parece bien cuando termine el pleno, (por supuesto cuando no quedan ni prensa ni público, aburrido de tanto discutir sin ponerse de acuerdo nunca) te dirá Sr. Población ¿quiere decir Vd. algo?. ¿Y no hay más? Si una cosa que se llama mociones¿No hay un reglamento  de cómo funciona esto? No lo sé, pregunta a Mario, el secretario del Ayuntamiento. Que pesado se fue pensando, sin un taco, por que los democristiano no pecan nunca.

Decidido fui a  ver al Secretario que abriendo el primer cajón de su mesa me endiño un reglamento. Y mi sorpresa fue que había una cosa que se llamaba proposiciones, no mociones.

Y como los ayuntamientos son especiales en su concepción administrativa la proposición goza de unas características especiales: se incorpora al orden del día del pleno y se recoge integro el texto y la intervención del autor. Y es una propuesta positiva, no negativa como hacen siempre los de la oposición. Devuelves la pelota: obligas al gobierno a decir que no. Esto es democracia. De verdad.

Una maravilla. Me puse manos a la obra y presente mi primera de las ciento veinte o más que hice en los cuatro años de corporación: La recuperación ecológica de la Casa de Campo.

Sorprendió a unos y otros en gran manera y me figuro que también cabreo bastante ¡a los amigos! Enrique Villoria más listo que el hambre enseguida me animo a que lo hiciéramos conjuntamente a partir de entonces.

Fue mi perdición: puse la primera piedra de mi panteón político. No me lo perdonaron nunca.

Y lo curioso que sorprendió tanto al equipo de gobierno socialcomunistas QUE ME LA APROBARON. FUE LA ÚNICA.

LA VERDAD ES QUE ERA BUENA, BUENA, BUENA.

Les cuento de qué iba.

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