INCREIBLE: OTRO MÁS, EL PERIODICO EL MUNDO CONTRA LOS PENSIONISTAS
El periódico El Mundo ha incrementado sus publicaciones incorporando una revista de economía, La Actualidad Económica, a su edición del lunes.
En la publicada el pasado lunes 28 de mayo de 2018 su director, un tal Belloso, que ha recibido innumerables notas en las redes sociales, no todas de buen tono, por sus hazañas, hace una verdadera demostración de impunidad informativa poniendo de chupa domine a los pensionistas llamándonos EGOISTAS TABERNARIOS, añadiendo en otro párrafo que somos responsables de POLITICAS REDISTRIBUTIVAS QUE DESTRUYEN LA CAPACIDAD DE HACER RIQUEZA DE LAS UNIDADES GENERADORAS DE RIQUEZA. O sea de ricos.
Mi indignación me ha llevado a dirigir una carta al Presidente de Unidad Editorial propietaria del diario y que sin más comentarios quiero publicar para general conocimiento entre nuestro colectivo.
Espero que todos actuemos al unísono contra este tipo de tropelías de plumillas impresentables, que actúan por mandato de quienes nos han empobrecido y en muchos casos han hecho desaparecer el capital que hemos entregado a las arcas de un estado depredador, despojándonos ahora de unos derechos económicos y sociales que hemos acumulado con gran esfuerzo y sudor durante muchos años. Y recordar que este impresentable fue nombrado vocal de un comité, se entiende que con sueldo, por el reconocido delincuente Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid.
Y sembrando en la sociedad el germen que llevaron, en tiempos no muy lejanos, a sociedades conocidas, a destruir, con impunidad, a quienes ya no les son útiles a sus intereses bastardos: los viejos o impedidos.
No quiero recordar al Dr. Montes-Mangele, al que la Carmena quiere dedicar una calle en Madrid, quizás la del General Martínez Campos por su actuación a favor de la restauración borbónica, a los que tanto quieren los comunistas y socialistas, y que la han elevado a una poltrona que ni los mejores augures pudieran predecir ni ella imaginar.
A ambos, liberales y socialcomunistas les propongo la solución más sencilla que vi, en su momento, en una película, de cuyo título no me acuerdo, que protagonizaba Edgar G. Robinson, al que metían, al llegar a la edad de jubilación, en una cabina con una música maravillosa de la que terminaban saliendo unas pastillas de colores para alimentar buitres políticos vendiéndoselas como alimento al tercer mundo. O bien ahora como anticonceptivos para la siguientes generaciones, que sustituidas por robots, ya no sirven para las unidades generadoras de ricos, porque de los viejos ya poco se puede sacar y menos de sus gónadas.
Ahora tengo un verdadero problema moral: durante años he pensado que era un liberal, pero si pienso que los jubilados son egoístas tabernarios (ordinarios, groseros, bastos, soeces, viles, bajos o miserables) no puedo ser ya liberal. Y menos aún por reclamar mis derechos con políticas redistributivas que destruyen la capacidad de las unidades generadoras de hacer ricos, que a día de hoy solo unos pocos (el 10%) acumulan el 52% de esa riqueza (el año pasado acumulaban el 44%). ¡Pobres ricos!
Lo siento: ya no puedo ser liberal, renuncio.
Y es un gran drama: Como he vivido tanto tuve que renunciar en su momento a ser DE DIOS, DE FRANCO Y DEL REAL MADRID, porque me fallaron los dos primeros. Dios se ha olvidado a los españoles, se ha pasado a su colega ALA. Y Franco se murió en la cama cuando nos habían vendido que era inmortal. No falla nunca el de siempre, el MADRID, que sigue ganando copas de Europa, (van 12 + 1), pero han fallado las otras dos patas del triángulo. Y para más joder a los de los lazos y cruces amarillos jugara la Supercopa con el Atlético, ¡pobre!
Demócrata cristiano, socialdemócrata o de centro reformista no puedo ser, les ha conocido de cerca y ¡madre mía! que desastre, dan miedo.
Si he pensado en ser populista, cabreado para entendernos, por las putadas de Montoro y Rajoy hoy, y de Zapatero ayer. Pero menuda banda forman los podencos, con perdón: El asesor áurico (de oro) de Arnaz, Rajoy y los siguientes, el marido de la jugadora compulsiva con el ordenador del Congreso, encargada de bajarnos la pensión como presidenta de lo de Toledo, le dijo a Rajoy que no se preocupara porque eran mindundis y no podencos. Y mira les ha salido casoplón con casita de invitados: le han pasado por la izquierda, porque los extremos se tocan. Solo tiene 67, que sumados a los otros, ¡ale! a la mierda Montoro, lo que pensándolo bien, es todo un éxito.
Y como ya no hay “ruido de sables” con lo que se amenazaban unos a otros esto se muere: ya no tenemos ejército, solo lo tiene la “república catalana” cuyos mozos acongojan a los buenos, policías y guardia civiles y las guardias en los cuarteles la hacen los de “prosegur”. Y los pocos militares que tenemos están haciendo la guerra a Putin o “yo que se” en Mauritania, frontera de la provincia española del Sahara, de donde salimos con el rabo entre las piernas dejando allí abandonados a un motón de españoles. Un becario de El Mundo se extrañaba que en el accidente reciente de aviación en Cuba hubiera muerto un saharaui con pasaporte español, cuando la realidad es que se trataba de un español de aquella provincia que está en el limbo internacional.
La tradición del “golpe” que formaba parte del acervo político español se ha sustituido por la moción de censura, mucho más aburrida y poco popular. Menos mal que aquella tradición la hemos conseguido transmitir a algunos países hispanos, donde goza de prestigio popular y larga tradición.
PABLO POBLACIÓN PALOMO
pablopoblacion@hotmail.com
Sr. D. ANTONIO FERNANDEZ-GALIANO
PRESIDENTE
UNIDAD EDITORIAL
lopd@unidadeditorial
Madrid, 29 de mayo de 2018
Muy Sr. Mío:
Soy lector empedernido del periódico El Mundo desde el primer día de su publicación, conservando encuadernados innumerables ejemplares de los dominicales y de cuadernillos especiales sobre los más diversos temas, como la historia del Real Madrid o enciclopedias médicas y culturales. He coleccionado todas las películas en todos los formatos o adquirido cuberterías, plumas o recientemente productos como una envasadora al vacío.
También sigo adquiriendo la revista La Aventura de la Historia desde el inicio de su publicación, aunque no sé muy bien en que manos esta últimamente.
Pero desgraciadamente leo en un extraño suplemento de economía de los lunes, que parece responder a una fracasada revista económica, que ahora cuelan en su periódico, para aumentar ficticiamente las tiradas del diario, en que su director me ofende gravemente llamándome egoísta y tabernario por mi condición de pensionista, así como que me alimenta “por la patilla” alguien que desconozco, destruyendo yo la riqueza del país con políticas redistributivas (¿).
Solo llevo dos años y medio de pensionista después de 45 años de contribuir a no sé qué sistema sin faltar un solo día, y gracias a Dios sin ser atendido por la seguridad social y no he dejado de sufrir desde entonces todas las amenazas del mundo con que no voy a cobrar nada y que estoy abusando del sistema económico. Y que si mis hijos no pagan los impuestos se apaga mi pensión para siempre. Pero nunca me habían llamado EGOISTA Y TABERNARIO por un pretendido liberal de pacotilla.
Según el RAE tabernario se asocia a ordinario, grosero, basto, soez, vil, bajo o miserable. No sé cuál es la acepción a la que quiere asociarme pero me temo lo peor. No quiero presumir de currículo, que no hace al caso, pero con seguridad será mucho más completo que el de un señor que tan gravemente se atreve a ofender a quien le da de comer. ¿O no es así?
Solo sé que tengo un contrato tácito con el Estado en que me aseguraba una pensión contribuyendo con un tercio de mi salario. Por lo que echando cuentas jubilándome a los 70 años, como he hecho, me debería llegar hasta los 85 años, un tercio de esos 45 años de pagano, que no espero cumplir, si como desgraciadamente me ocurrirá, caigo en manos de la sanidad pública/privada de los amigos liberales del impresentable director de su revista. Nadie me hablo en el año 70 de un sistema de reparto, que creo entonces que era mutualista. Y me temo que algún liberal haya metido mano a la caja a nuestra caja. Es más me garantizaron que cuando sobrepasara, como he hecho, en cinco años la edad legal de jubilación, me aumentarían en un porcentaje indeterminado mi pensión, que el gobierno al que tanto defiende su impresentable empleado me robo por la Ley de Presupuestos.
Desconocía la existencia de este peregrino personaje y no quiero caer en la tentación de nombrar ni comportarme como él conmigo insultándole. Pero si me quiero defender restándole al menos algunos centimillos del que creo inmerecido y abundante salario que Vd. le regala, a tenor de lo que se merece por sus resultados, borrándome de su periódico y demás publicaciones de su editorial, que dejo de adquirir desde hoy.
No creo que tenga el valor y la paciencia de leer su artículo, por lo farragoso y tendencioso, pero si lo hace le agradecería que lo hiciera pensando en los lectores, que son los verdaderos valedores de un periódico que hasta hoy yo consideraba independiente, no vendido a este gobierno que no tienen ninguna defensa, a tenor de lo que está ocurriendo. O al de la Comunidad de Madrid y a sus dirigentes, a la que ha estado tan ligado el citado escribano aceptando carguillos de reconocidos políticos delincuentes.
Si de verdad fuera un liberal más valdría que defendiera una justicia igual para todos, no para los que cobran sobresueldos en negro a los que defienden impresentables periodistas, en muchos casos sobrecogedores.
¿Qué le hemos hecho a ese periódico para que se burle tan groseramente de varios millones de pensionistas en él un plumilla que defiende sin pudor a los ricos, esas tituladas unidades generadoras de riqueza, frente a los pobres trabajadores que hemos criado a nuestras ubres a un rollizo becario vendido al capital?
Espero sus noticias a mi correo sobre el cese de este innombrable, que encaja perfectamente en la última acepción de tabernario, miserable, ya que no podre leerlo en su periódico, con alto sentimiento por mi parte.
Tenga la seguridad de que volveré a leer sus publicaciones si de verdad hace una limpia en una empresa a la que siempre he considerado defensora de quienes hemos confiado en una línea editorial independiente y de las que me niego a aceptar que me llamen ordinario, grosero, basto, soez, vil, bajo o miserable. Y menos pagando.
No dude que por los pobres medios se pongan a mi alcance difundir la ofensa, que Vd. permite hacer a mis compañeros de padecimientos, los pensionistas un impresentable.
Reciba un saludo sabiendas de que no le llegará esta misiva. Lo siento por Vd.
Pablo Población
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